Del cuento chino al llanto frenteamplista

Escribe Nahuel García Rocha
Parece que en Rocha algunos se especializan en escribir ficción. No ficción literaria, claro está —porque para eso hay talento—, sino esa que se disfraza de discurso serio, se arropa en la bandera del progresismo indignado y termina, como siempre, cayendo por su propio peso. Un edil del Frente Amplio, conocido por su prosa afectada y su indignación selectiva, ha decidido dar un paso más en su carrera como columnista de defensa imposible y ha publicado su más reciente obra: una respuesta a mi artículo “El cuento chino de la gestión olvidada”. Y digo “respuesta” por cortesía, porque en realidad es una suerte de catarsis emotiva, una mezcla entre guion de telenovela y clase de moralina mal aprendida.
Se dice que “no todo vale en política”. Y estamos de acuerdo. Lo que pasa es que algunos piensan que no vale criticar, no vale cuestionar, no vale recordar. Pero sí vale —y mucho, al parecer— hacer giras pagadas con fondos públicos a China sin resultados, contratar asesores de imagen por cifras millonarias sin respaldo administrativo, o dejar la intendencia envuelta en observaciones del Tribunal de Cuentas como si fueran papel picado de un carnaval que nunca llegó.
Porque claro, ahora que la Junta Departamental decidió enviar a la Justicia el caso de la contratación de Marcel Lhermitte por parte del exintendente Pereyra —contratación que no pasó por ningún control administrativo formal —, el Frente Amplio entra en modo defensivo: se rasga las vestiduras, se victimiza, y acusa de “persecución política”. ¿Persecución? No. Esto se llama rendir cuentas, algo a lo que no estaban muy acostumbrados cuando manejaban el poder como si fuera un boliche propio.
Los ediles de la coalición republicana no hicieron más que cumplir con su deber: revisar lo actuado, detectar irregularidades y actuar en consecuencia. La gravedad de lo que se investiga no es menor. Porque además del caso Lhermitte, se han denunciado otras posibles malversaciones durante las gestiones frenteamplistas. No estamos hablando de errores administrativos. Estamos hablando de uso indebido de dineros públicos. Y si hay algo que no vale en política, compañeros, es justamente eso.
Pero el Frente Amplio tiene una habilidad admirable: cuando los hechos los comprometen, se abrazan al relato. Y entonces, en vez de asumir la responsabilidad por lo actuado, gritan censura, lloran persecución y citan a Benedetti como si la poesía les otorgara inmunidad moral.
Mientras tanto, la actual administración sigue trabajando. Las obras siguen avanzando. La gente ve mejoras. Se asfaltan calles, se tienden redes de saneamiento, se construyen puentes y se devuelven sonrisas con programas sociales reales, no con slogans.
Lo que de verdad parece molestarle a cierto sector es que el “cuento chino” que denunciamos no es cuento: es verdad. Y duele. Porque mientras ellos vendían humo con promesas de inversiones asiáticas, hoy se hacen cosas concretas. Mientras ellos viajaban para sacarse fotos, hoy se levantan calles, se conectan barrios, se mejora la vida de los vecinos. Y eso, aunque les pese, no lo borra ninguna carta de indignación pública.
¿Y sabés qué es lo que más molesta? Que la gente se dio cuenta. Que ya no se come el verso. Que no necesita discursos edulcorados para saber cuándo le están tomando el pelo. Que el tiempo del “relato” ya pasó. Ahora es el tiempo de los hechos.
Así que no, no todo vale en política. No vale usar el cargo para favorecer amigos. No vale dejar la intendencia con todas las cuentas observadas. No vale llorar cuando la Junta hace su trabajo. No vale disfrazarse de víctima cuando uno está del otro lado del mostrador.
Y sobre todo, no vale subestimar la inteligencia de los rochenses.