Rocha en el Mundial ¿por qué no?
ESCRIBE MARTÍN VALDEZ
Días atrás se hizo pública una misiva del Gobierno Departamental de Rocha dirigida a la Asociación uruguaya de Fútbol, en la que propone a Rocha como una opción para ser anfitrión en el mundial 2030. Lejos de criticar las ocurrencias del ingenio popular, no faltaron “dirigentes” políticos que burlaran o menospreciaran la idea con base en la duda de cómo se le ocurría a alguien que Rocha se permita soñar con ser parte de la organización de una Copa del Mundo.
Claro está, son los mismos que extrañan las calles apenas pintadas con bitumen, o los paradores de cuatro postes y lonas rotas en la playa como la mejor oferta de un balneario.
Independientemente de cuestiones ideológicas para un lado u otro, el hecho de que un gobierno departamental se proponga posicionar a su departamento como referente para recibir delegaciones y/o público en un encuentro con la importancia del certamen mundial de la FIFA, merece ser apoyado sin más cuestionamientos, pues de otra manera no es otra cosa que un acto contra nuestros vecinos, o peor aún, contra nosotros mismos como habitantes de este suelo.
Cuando el Intendente Departamental como representante que es de todo el Departamento de Rocha toma tal decisión, lo hace porque confía en que su gente (repito: nosotros mismos) y lo que ofrecen (ofrecemos) es de la calidad suficiente para complacer un público de alto nivel en el más amplio sentido (económico, social y cultural) cuya demanda es propia de la calidad del espectáculo que van a presenciar. Implica, como si fuera poco, una gran seguridad en cuanto a la infraestructura pública y privada que para esa fecha gozará el Departamento (recordemos que ya hoy está en el orden de los USD 30 millones, solo en cifras departamentales) y no menos destacable, significa una decisión que se anima a posicionar a este destino en los más altos mercados del sector turístico. Se apruebe o no la propuesta, el mero hecho de su divulgación significará una promoción hasta el momento nunca vista, que buenos resultados puede tener.
El miedo a lo nuevo siempre ha existido, y la duda frente a un desafío de estas características tampoco es nuevo, ni único de estas circunstancias, pero frente a ello, el claudicar por el miedo al “qué pasará” no puede ser una opción.
Por lo tanto, redundante que pueda resultar, la propuesta para que Rocha sea anfitrión en el próximo mundial debe tomarse con la seriedad del caso y requiere que los rochenses todos, aún aquellos que militan otras visiones, pensemos en grande y tengamos la capacidad suficiente de poner los esfuerzos y energías suficientes para que Rocha pueda jugar en un nivel superior, apostando a la excelencia porque tenemos las condiciones para que así sea.
Cuando tenemos un buen rumbo trazado y caminamos a paso firme por él, sea con esta propuesta o muchas otras que pueden ocurrir, no dejemos que el “no se puede” (que aún acecha) nos vuelva a tomar de rehén.