La Reforma de la Seguridad Social, el nuevo cuento del tío
Escribe Martín Valdez
La próxima elección del mes de octubre, donde elegimos Parlamento y los dos candidatos que competirán en la segunda vuelta presidencial o balotaje, tendrá como nota distintiva el llamado a decidir sobre el plebiscito impulsado por el PIT-CNT y algunos sectores mayoritarios del Frente Amplio (Partido Comunista, PVP, socialistas) sobre el sistema de seguridad social.
Manteniendo un discurso sesentón de la época donde el muro de Berlín aún estaba fresco, logran evitar hablar de la propuesta en sí misma, y así los promotores de la irresponsable reforma constitucional simplemente cargan contra las AFAPs, el “lucro” y la agenda neo-liberal del gobierno que carga contra la masa trabajadora nacional (bien podría después de este párrafo levantar el puño izquierdo al grito de ¡Venceremos!)
He dicho recién que la reforma es irresponsable, y el calificativo queda corto.
Partiendo de la base que la propuesta constitucional del FA / PIT-CNT es una reforma previsional en sí misma, pues propone cambios a todo el sistema actual y aún al sistema anterior a la ley propuesta por el gobierno actual, y carece de cualquier consenso social imaginable, constitucionalizar una cuestión sensible y que requiere precisiones y cambios constantes es una burrada.
En una sociedad con cambios abruptos como la que nos toca vivir, de triunfar la propuesta constitucional cualquier cambio a futuro debe hacerse modificando nuevamente la Carta Magna y llamando a los uruguayos a sufragar con un tiempo de, al menos y siendo generoso, un año. Todo esto bien puede hacerse desde el Parlamento, con trámites más ágiles, donde la población mantiene mecanismos de protesta en caso de entender que la ley no le es beneficiosa.
Capítulo aparte, y quizás el punto que debe tener mayor debate, es la injusticia que lleva envuelta esta propuesta de reforma constitucional impulsada por el PIT-CNT y el Frente Amplio.
Hoy día el sistema mixto garantiza el acceso a la jubilación y a la seguridad social de la población en su conjunto, y los cambios impulsados por el gobierno en sintonía y participación de la mayoría de las fuerzas políticas del país aseguran el derecho a la seguridad social de las generaciones futuras; sin embargo, de aprobarse en octubre la propuesta político-sindical, el Estado deberá ser garante de todo el sistema de seguridad social (jubilaciones, pasividades, prestaciones) con cargo a la masa trabajadora, que hoy lleva una diferencia de poco más del 1,5 frente a un pasivo o pensionista (es decir, poco más de un trabajador y medio aportando ante dos personas que demandan prestación). ¿Qué implica ese cargo a la masa trabajadora? Más impuestos, recortes en la asistencia social, faltas de certeza en los derechos sociales de la población.
Evité hasta aquí mencionar un detalle, y que seguramente es el más significativo de todos: la reforma propuesta e impulsada por el FA / PIT-CNT lo que pretende es apropiarse de los ahorros existentes de cada ciudadano en la cuenta AFAP, mandarlos a un bolsón común y repartirlos en este nuevo sistema con mínimas o nulas garantías y seguridades. En criollo, los reformistas le meten la mano al ahorro de cada trabajador uruguayo sin tener reparo alguno.
Sin agitar cucos, más planteando la realidad tal cual es: el sistema al que nos llevan los sectores radicales del Frente Amplio y el PIT-CNT es deficitario, riesgoso y carece de todo sustento técnico, pues es incapaz de garantizar el retiro o la asistencia social de las futuras generaciones, o incluso sin ir más lejos, las nuestras; y ante este hecho, a sabiendas de los riegos, embarcan al Uruguay en una aventura sesgada por la ideología. Será, pues, responsabilidad de los uruguayos de bien salir a combatir la mentira y la desinformación.