Semana Santa: ¿Qué día no se come carne y por qué?, ¿Por qué se come huevo de Pascua?

Los fieles católicos conmemoran la Semana Santa 2025, instancia que culminará el próximo domingo 20 de abril con la celebración de la Pascua de Resurrección. El período considerado uno de los más intensos del Año Litúrgico, se caracteriza por el rezo y la reflexión sobre la Pasión y Muerte de Cristo.
¿Qué días no se puede comer carne en Semana Santa?
La Semana Santa, período en el que se recuerdan los últimos días de Jesús en la Tierra según lo narrado por la Biblia, rigen para los fieles determinadas reglas alimenticias que incluyen no comer carne.
Aunque muchas personas extienden esta costumbre a toda la Semana Santa o por los menos a los días más importantes de esta festividad, en realidad hay un solo día en que no se debe comer carne roja. Se trata del “Viernes Santo”, día en que recuerda la crucifixión de Jesús, por lo que el Vaticano considera esta jornada como de penitencia. En ese contexto, la carne roja representa el cuerpo de Cristo crucificado, por lo que no se come en los días santos por señal de respeto. También es una acción con la que se simboliza el sacrificio de Jesús, quien se marchó al desierto y estuvo 40 días y 40 noches sin comer.
Surgió el mandato de no comer carne en este día, como una manera de unificar el ritual para todos los fieles. Además, en esta fecha también se exhorta a los fieles a realizar ayuno, que la Iglesia define como “una comida más dos comidas pequeñas que sumadas no sobrepasen la comida principal en cantidad”. La ley de la abstinencia católica obliga a los que han cumplido 14 años a realizar esta práctica; la del ayuno, en cambio, abarca a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido 59 años.
El origen bíblico de esta práctica se puede encontrar en versículos como Mateo 9:15, donde Jesús se refirió con una metáfora a su futura muerte ante sus discípulos: “¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”.
El derecho canónico fijó esta práctica en distintos puntos de su doctrina religiosa: “Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen”, como define el canon 1249 de la ley evangélica.
Es por esto que el “Viernes Santo” muchas personas eligen comer pescado, y distintas recetas de las más tradicionales de esta fecha están atravesadas por este ingrediente, como las empanadas de vigilia, que tienen atún, las rabas o la tortilla de camarones.
¿Por qué se come huevo de Pascua?
Se trata de una decisión que tiene una historia antigua y algo oscura, que sin embargo puede esbozarse con algunas fuentes. La enciclopedia Británica, por caso, señala que el huevo ya era utilizado entre los pueblos paganos de Europa como “un símbolo de fertilidad y restauración” al celebrar el equinoccio primaveral: “Los cristianos tomaron esta imagen y la aplicaron no a la regeneración de la tierra sino a la de Cristo, así como a la nueva vida de sus fieles seguidores”.
Las primeras costumbres -que todavía se mantienen en distintos países europeos- no eran comer huevos de chocolate, sino pintar huevos de gallina para la época. Según Británica, esta tradición tuvo un origen práctico: “La Iglesia prohibió comer huevos en Semana Santa, pero las gallinas continuaron colocándolos, por lo que la idea de identificar específicamente los huevos de este período llevó a que se los pintara”.
Por aquella época no existía en Europa el chocolate, derivación hispánica del nombre xocolatl con el que los pueblos aztecas conocían el derivado surgido del grano de cacao. Después de la conquista americana, este fruto (y el posterior producto elaborado a partir de su mezcla con el azúcar) pasó a ser parte del menú europeo, pero aún sin asociarse a la Pascua.
El primer huevo de Pascua moderno hecho de chocolate fue invención de la compañía británica Fry’s, que lo elaboró en 1873. Sin embargo, la costumbre recién tomó raíces en 1875, cuando la firma rival Cardbury tuvo la idea de rellenarlos con almendras confitadas. De entonces hasta hoy, esta versión dulce de la antigua costumbre europea se expandió por todo el mundo como un símbolo de una de las fiestas más importantes del cristianismo.