Municipios: ¿cantidad o calidad?
ESCRIBE RODRIGO TISNÉS
Un nuevo frente de confrontación parece haber surgido en los últimos días entre oficialismo y oposición. Esta vez el motivo es la iniciativa de crear nuevos municipios en el departamento de Rocha.
Concretamente, a comienzos de marzo el Intendente anunció que elevaría a la Junta Departamental un proyecto para crear dos nuevos municipios en el departamento en Cebollatí y Punta Del Diablo-La Coronilla. En la ocasión expresó que la razón es que se trata de “las dos mayores circunscripciones electorales” del departamento de Rocha, después de la capital departamental y los 4 municipios ya existentes: Castillos, Chuy, La Paloma y Lascano.
La semana pasada, la bancada de ediles del Frente Amplio, en conferencia de prensa, expresó que a su criterio primero deberían tratarse las 2 iniciativas populares para crear municipios en Barra del Chuy y Punta del Diablo (sin La Coronilla) y luego tratar la iniciativa elevada por el Intendente. El coordinador de la bancada, Federico Amarilla agregó que “lo ideal sería crear 4 municipios: los de Barra de Chuy, Cebolllatí, La Coronilla y Punta del Diablo”.
Esta respuesta del Frente Amplio, causó el malestar del Intendente, que no dudó en calificar a la propuesta realizada por los ediles frentistas como “una forma indirecta de oponerse”. En su argumentación, agregó, que cuando se crearon los 4 municipios existentes, el Partido Nacional votó la propuesta sin pedir que se crearan 6 u 8 municipios, y que “esto no es soplar y hacer botellas” porque cuesta plata.
En parte estoy de acuerdo con lo expresado por el Intendente. La creación de nuevos municipios no se trata de soplar y hacer botellas, ya que implica, por lo menos, pagar el sueldo de un Alcalde. Y si la creación de dos ya es polémica, la creación de cuatro parece todo un disparate.
Ahora, así como el Frente Amplio parece tener reflejos rápidos para el “no” a muchas iniciativas que provienen del gobierno departamental; el Intendente a veces parece tener reflejos de señor feudal. Me explico: el gobierno departamental eleva una propuesta para crear dos nuevos municipios en determinadas localidades. La oposición lo estudia un tiempo prudencial y transmite su respuesta. En una democracia lo lógico, lo esperable y deseable, es que oficialismo y oposición se sienten en una mesa a negociar y ver que punto de encuentro, o término medio pueden llegar.
Patalear y salir a declarar que la propuesta del Frente Amplio es una “forma indirecta de oponerse” no es una actitud que sirva para construir más y mejor democracia. Parece un berrinche de alguien que está convencido que deben votar su propuesta, porque él es quien gobierna.
Por otra parte, los ediles frentistas tienen razón en dos puntos:
1) La iniciativa del Intendente llega pasado el plazo previsto por la ley, para la creación de nuevos municipios, que es de 18 meses antes de la elección departamental (art. 24 de la ley 19.272) por tanto, la propuesta del Intendente tendría que haber ingresado a la Junta Departamental en noviembre de 2023.
2) Hay dos iniciativas populares, con recolección de firmas, en Barra de Chuy y Punta del Diablo, que fueron completamente omitidas por el Intendente.
Por supuesto, se puede decir que la iniciativa popular no obliga a ningún gobierno a cumplir con lo que se solicita. Vale tanto para la creación de municipios como para la compra del predio para la terminal de Lascano…
En resumen, en esta cuestión de los nuevos municipios, todo parece resumirse a una lucha dialéctica, en la que los dos bandos usan la palabra “descentralización” sin darle mayor contenido ni profundidad. Es un campo de batalla, un slogan, una consigna.
Si alguien le interesa, de estar en el lugar del Intendente, yo crearía dos municipios: uno en Cebollatí, y otro en Punta del Diablo. Por un lado, son las dos localidades con mayor población, y por otro son las dos que quedan más alejadas de los municipios ya existentes. Tanto Barra del Chuy como La Coronilla podrían (deberían) ser parte del Municipio de Chuy.
Pero si vamos al caso, en realidad, aunque suene contradictorio, la mejor forma de fortalecer y apoyar el proceso de descentralización es no creando ningún municipio nuevo.
Mi argumento es simple: hace casi 15 años que convivimos con el tercer nivel de gobierno. En Rocha tenemos los 4 que a todos se nos hubiera ocurrido y que cumplen sobradamente las condiciones de cantidad de población.
Pues bien, ¿no sería necesario evaluar que avances se han logrado en materia de descentralización en estos 15 años? Se me ocurren una serie de interrogantes que me interesaría despejar, antes de crear un solo nuevo municipio:
¿Han sido eficaces? ¿Han acercado la gestión a la población local? ¿Qué desafíos han enfrentado y enfrentan? ¿Han sido un medio para mejorar la calidad democrática? ¿Han estimulado la participación ciudadana? ¿Con qué recursos cuentan? ¿Qué recursos necesitan? ¿Cumplen sus cometidos?
Soy un defensor de la descentralización como herramienta de gestión y posibilidad de profundizar la democracia. Pero si en 15 años no se ha podido desterrar del imaginario popular la palabra “Alcaldía” que confunde la figura del Alcalde con la del nuevo nivel de gobierno (el Municipio) mi sensación es que antes de avanzar en cantidad, deberíamos mejorar la calidad.